viernes, 24 de febrero de 2012

Descifrando La Última Cena


La Última Cena, el célebre y muy conocido cuadro de Leonardo de Vinci, es considerada por muchos historiadores y expertos en arte como la mejor obra pictórica del mundo. Incluso en la época de Leonardo, esta fue considerada su obra más famosa. El mural, que fue realizado entre los años de 1.495 y 1.497, comenzó a deteriorarse en menos de veinte años, según consta en documentos de la época. Mide unos cuatro por ocho metros y está pintada sobre una gruesa capa de temple al huevo sobre yeso seco. Debajo de la capa principal de pintura subyace un esquemático bosquejo compositivo, esbozado en un color rojizo, de una manera que anticipa su habitual uso de cartones como herramienta preparatoria.

La Última Cena de Leonardo da Vinci
Se cree que la obra fue un encargo de Ludovico Sforza, duque de Milán, en cuya corte encontraría la fama Leonardo, y no de los monjes de Santa Maria delle Grazie, como suponen algunas crónicas. El motivo del cuadro es el momento en el que Jesús acaba de anunciar que uno de sus discípulos lo traicionará, según afirma Pacioli en el tercer capítulo de su libro De Divina Proportione. Para captar las expresiones más verosímiles, Leonardo estudió las poses, las expresiones faciales y las fisionomías de muchos de sus contemporáneos, que después incorporó al cuadro.

Las identidades de cada uno de los apóstoles es un tema muy discutido, pero, según las inscripciones que hay en una reproducción de la obra que se guarda en Lugano, son, de izquierda a derecha: Bartolomé, Santiago el Menor, Andrés, Judas, Pedro, Juan, Tomás, Santiago el Mayor, Felipe, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Cananeo. Muchos historiadores del arte creen que la composición puede considerarse una interpretación iconográfica de la Eucaristía, dado que Jesús está señalando con las dos manos al pan y al vino que hay sobre la mesa. Otros dicen que solo está reflejado el anuncio de la traición. Sin embargo, en lo que sí coinciden la mayoría de los historiadores del arte es en que la mejor posición para ver la obra es a unos cuatro metros sobre el nivel del suelo y entre unos siete y nueve metros de distancia. 

La última cena es única entre todas las obras que reflejan esta escena: en ella los apóstoles muestran un sorprendente despliegue de emociones y reacciones ante la noticia de que uno de ellos traicionará a su maestro. Ninguna otra representación pictórica de La Ultima Cena se acerca este tipo de detalle y composición.

En su libro La Revelación Templaria, Clive Prince y Lynn Picknett afirman que hay varios elementos en la estructura de la obra que requieren más estudio y que revelan un simbolismo codificado. Por ejemplo, creen que la figura a la derecha de Jesús (a la izquierda para el observador), no es en realidad Juan, sino una figura femenina. En contraste con Jesús, viste un ropaje colorido y se inclina en la dirección opuesta a la figura central de aquel, con lo que el espacio entre ellos forma una «V» y sus cuerpos, una «M». En segundo lugar, cercana a la figura de Pedro, parece haber una mano que sujeta un cuchillo y que no pertenece a cuerpo alguno. Prince y Picknett afirman que esta mano no puede corresponderle a ninguna otra figura del cuadro.

En tercer lugar, justo a la izquierda de Jesús (a la derecha para quien observa el cuadro), Tomás se enfrenta a él con el gesto de un dedo alzado o, como lo llaman los autores, con el «gesto de Juan». Y, finalmente, se dice que Judas Tadeo que da la espalda a Jesús es, en realidad, un autorretrato de Leonardo. En muchas de las obras de Leonardo que implican a Jesús o a la Sagrada Familia, se da el tema recurrente de que al menos una figura da la espalda al motivo central, tal es el caso, por ejemplo, de La Adoración de los Magos.

Si nos fijamos detenidamente en la obra, podemos ver que el personaje a la derecha de Jesús (a la izquierda para el observador) tiene efectivamente rasgos femeninos o afeminados. Prince y Picknett incluso dicen que los pliegues de la túnica de la figura revelan el contorno de pechos femeninos. Sin duda, Leonardo no era reacio a otorgarle atributos y rasgos femeninos a varias de las figuras masculinas que pintó. Por ejemplo, al estudiar de cerca su famoso cuadro de Juan el Bautista vemos que el personaje tiene un conjunto de rasgos casi hermafroditas y una piel pálida sin vello. ¿Y qué hay del hecho de que en La última cena Jesús y la figura de Juan o la figura femenina parezcan reclinarse en direcciones opuestas y, por tanto, formar una «V» en el espacio entre ellos y una «M» con la línea de sus cuerpos? Prince y Picknett alegan que esta inusual alineación de las figuras, unida a los rasgos femeninos de «Juan», muestra que esta figura representa, en realidad, a la misma María Magdalena, dado que la «V» es el símbolo de la Divinidad Femenina y la «M» corresponde a Marta y a Magdalena.

¿De quién es la mano que puede verse en el lado izquierdo de la mesa, cerca de la figura de Pedro? ¿Por qué está sujetando un puñal o un cuchillo de una forma tan amenazadora? Otra característica extraña es que la mano izquierda de Pedro parece estar cortando el cuello de la figura femenina con gesto conminatorio.  ¿Qué estaba intentando decirnos aquí Leonardo sobre Pedro? Si miramos más de cerca, y vemos el cuadro parcelado en detalles, parece obvio que la mano y el cuchillo en cuestión pertenecen a Pedro, que tiene la mano derecha girada y apoyada sobre el costado, si bien de una forma un tanto extraña y antinatural. En cuanto a su mano izquierda, que parece estar cortando el cuello de la figura de Juan (o de María Magdalena), otra interpretación posible es que Pedro sencillamente apoya la mano sobre su hombro. Parece que el debate continuará todavía algún tiempo.

Respecto a Tomás, situado justo a la izquierda de Jesús (a la derecha, según se mira), es cierto que tiene alzado el dedo índice de su mano izquierda de una forma aparentemente amenazadora. Este «gesto de Juan», tal como lo llaman Prince y Picknett, puede apreciarse en gran cantidad de obras de Leonardo y también de otros pintores de la época. Este gesto se dice que representa una corriente subterránea de conocimiento y sabiduría, que tiene su sistema de creencias basado en la idea de que Juan el Bautista jugó un papel mucho más importante de lo que, por regla general, establecen los Evangelios Canónicos. 

- Fuente: Diccionario del Código da Vinci por Iker Jiménez

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