jueves, 5 de abril de 2012

La Ascensión de Jesús

La Ascensión de Jesús
Solo Lucas, entre los cuatro evangelistas canónicos, comenta el episodio de la Ascensión de Jesús; el resto se limita a comentar que Cristo resucitado está en el Cielo. Pero, ¿Se puede dar crédito a esta historia? En realidad, en el Antiguo Testamento abundan las ascensiones a los cielos, y Jesús no podía quedarse sin un final de este tipo. Evidentemente, la Ascensión de Jesús tiene un antecedente en el Libro de Elías y en la historia de Enoc, quien ascendió a los cielos cuando tenía 365 años de edad (?). Así, todo hace pensar que la Ascensión de Jesús se trata de una leyenda tardía, basada en el Antiguo Testamento, que a su vez basó sus historias en episodios sumerios y acadios.

Para muchos teólogos y cristianos con una concepción mas transpersonal de Jesús, esta versión de la Ascención es totalmente precaria, pues creen que los Apóstoles, especialmente Lucas, no asimilaron correctamente el concepto inmortalidad de Jesús al no entender su muerte y resurrección mas allá de lo dogmático y dentro de conceptos mas espirituales y transpersonales. Por tal motivo, Lucas se encuentra con la necesidad de crear la leyenda de la Ascensión, una forma visible de desaparecer.

En los Manuscritos de Nag Hammadi encontramos la Ascensión del Salvador en el Apócrifo de Santiago, en el que los Apóstoles tienen la pretensión de verse inmersos en la ascensión y poder irse con Jesucristo al Cielo. En la Ascensión de Santiago intervienen ángeles y hay estruendo de trompetas, relatando lo siguiente: «Oímos con nuestros oídos y vimos con nuestros ojos el estrépito de combate y un son de trompeta junto con un gran tumulto. Y cuando superamos ese lugar, elevamos nuestro intelecto todavía mas y vimos con nuestros ojos y oímos con nuestros oídos cánticos y loas de ángeles y un regocijo angélico, y poderes celestiales cantaban himnos y también nosotros nos regocijábamos. Después de esto, también hemos querido levantar nuestro espíritu hasta aproximarse al Poder y, elevados allí, no se nos permitió ver ni oír nada».

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